Aprender al aire libre: la naturaleza nos enseña - El Cantalar Cazorla

Aprender al aire libre: la naturaleza nos enseña

Mojarse en el río, llenarse de barro, jugar en el bosque o seguir las huellas de un jabalí son experiencias educativas que no se pueden realizar en clase. Pero no todo es jugar, también podemos investigar las adaptaciones de los seres vivos a su medio, la formación de las rocas o la distribución de la vegetación.

Llevar el currículum fuera de  clase, al aire libre, es una experiencia estimulante y motivadora que puede tener múltiples beneficios. El contacto con la naturaleza no es sólo saludable sino que ayuda en el desarrollo de la autonomía, la seguridad,  las capacidades motoras y la curiosidad.

En un entorno natural, los participantes aprenden a través de la experiencia, de  lo que observan, de lo que encuentran y de lo que hacen. Aprenden acerca de la naturaleza pero también acerca de ellos mismos, mientras que desarrollan otras habilidades. El aprendizaje activo requiere de las habilidades de investigación, experimentación, reflexión, revisión y del aprendizaje en comunidad.

La naturaleza contextualiza y complementa lo aprendido en clase, da vida a las asignaturas y globaliza los contenidos. Las matemáticas, las ciencias naturales, el arte, la historia, la física, la química, la educación física, la ética y hasta la música y los idiomas se pueden emplear para explorar y comprender la naturaleza y nuestra relación con ella. A través de una enseñanza habilidosa, las experiencias al aire libre pueden convertirse en una fuente estimulante de fascinación, crecimiento personal y avances en el aprendizaje.

A menudo, algunos de los alumnos que más disfrutan de estas experiencias  son  aquellos que no  destacan positivamente en clase. Los que tienen déficit de atención, los que tienen un bajo rendimiento y los poco participativos encuentran otra manera de aprender y disfrutar que les motiva a participar activamente en la experiencia.

Las actividades de aventura que sacan a los participantes de su “zona de confort” también son muy valiosas para el desarrollo de la autoestima. Constituyen un desafío que, una vez superado,  pueden impulsar en el participante a mejorar su confianza,  autoimagen y sus propias habilidades.

En El Cantalar llevamos 18 años desarrollando programas para escolares, nuestro currículum complementario de educación ambiental en la naturaleza. Nos encontramos en un entorno que ofrece un sinfín de recursos para investigar, explorar, cuestionar y descubrir. Contamos con el cauce alto del río Guadalquivir, con un encinar que parece mágico con el verde de su musgo y con una fauna rica y variada que se deja ver al atardecer. Han pasado por nuestras manos cientos de alumnos y alumnas de colegios e institutos andaluces (y de más allá) que se han llevado de aquí una experiencia única, integral y emocional de lo que han aprendido  de la naturaleza.

Para que esto sea posible, contamos con un equipo humano maravilloso que cree en nuestro proyecto y comparte nuestra pasión por la educación al aire libre. Son ellos que hace El Cantalar lo que es. Y también hemos tenido la suerte de conocer a decenas de profesionales de la educación que han confiado en nosotras y han disfrutado con su alumnado unos días (y noches) de convivencia inolvidable,  experiencias únicas que fortalecen las relaciones interpersonales y que pueden cambiar el ambiente que se respira entre el grupo, incluso al volver al día a día de clase.

¡La Naturaleza hace maravillas!